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EL REGALO DE NAVIDAD

Posted on Dic 24, 2016 by in Sin categoría | 0 comments

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Era 25 de Diciembre, Michael y sus padres estaban de vacaciones en España, habían alquilado un apartamento en un pueblecito costero donde pasar las fiestas navideñas e intentar garantizarse unos días de sol. Ellos vivían en Londres, donde el invierno pasa entre lluvias y nieblas.

Michael es un niño de 7 años, encantado de poder ir de manga corta en Diciembre, pero esta mañana del 25, el día era gris, triste, amenazaba lluvia y sobre todo muy frío.

Michael se levantó muy temprano para ver si Papá Noel había encontrado el apartamento y le había traído algún regalo. Salió del dormitorio y vio en el salón  el sofá que había junto al árbol, que él mismo había montado, lleno de paquetes, regalos y más regalos envueltos en papel de colores, con muchas cintas y lazos. Matu el perro de la familia, también se despertó y corría por el salón olisqueándolo todo.

Michael comenzó a abrir los paquetes que llevaban su nombre: uno lo había pedido mamá, otro papá, otro sus abuelos de Londres, otro sus abuelos de Liverpool, otro su tío, otro su tía…; el niño estaba como loco entre tanta sorpresa.

Su padre  dijo que hacía mucho frío, que iba a encender la chimenea, la madre se oponía ya que habían demasiados papeles. Era mejor poner una placa eléctrica, pero el padre insistió porque quedaba mucho más navideño y las fotos resultarían más bonitas con el fuego.

Michael empezó a saltar de alegría al ver su smartwatch que tantas ganas tenía de tenerlo, el papel de regalo salió volando a la chimenea y se prendió, a su vez éste prendió otro papel que había cerca, el perro comenzó a ladrar desesperadamente, Michael se asustó , el padre llegó con una toalla, pero al ir a ponerla encima de los papeles ardiendo se quemó un poco la mano, soltando instintivamente la toalla que también había prendido, cayendo encima del sofá que ardió de forma inmediata. La madre metió la manguera del jardín y apagó el fuego, pero era demasiado tarde, la mayoría de los paquetes del sofá se habían estropeado, se habían perdido todos los regalos de Papá Noel.

Michael estaba paralizado. Miraba a su alrededor. Nadie decía nada, Matu se había escondido debajo de la mesa, todos se miraban extrañados, hasta que Michael dijo entre sollozos: ¿Me he portado mal? La madre le preguntó por qué decía eso, a lo que el niño contestó que porque se había quedado sin nada. La madre dijo en tono tranquilizador: «Sin nada no; el smartwatch lo llevas en la muñeca»; el niño se miró y sonrió. » Es verdad, era mi regalo favorito», dijo emocionado, » pero ya no sabré que había en los otros paquetes». La madre propuso un juego: adivinar qué había en los paquetes que habían quedados fundidos por el calor del incendio. Dentro de la desgracia pasaron la mañana descubriendo la cantidad de cosas que había: calcetines para su papá, pañuelo de cuello para mamá, para él un colección de cochecitos de hierro de diversas marcas, un libro de cuento. De pronto apareció un paquetito que no se había quemado, estaba debajo de una camisa chamuscada, era para Matu, Michael lo abrió apresuradamente y dijo: » Matu mira, tienes una pelotita por ser un buen perro». Todos se rieron y empezaron a recoger el desastre que había en el salón. Una vez terminaron, decidieron ir a comer a una hamburguesería de moda,  donde se pueden comer las mejores hamburguesas junto al mar.

Una vez vestidos y arreglados y con dos bolsas de basura llenas de ilusión, pena, tristeza y demás sentimientos enfrentados en unos regalos calcinados, se dispusieron a salir. El primero Matu, después Miguel, que nada más poner el pie en el jardín comenzó a chillar: «¡No me lo puedo creer, no me lo puedo creer!». Sus padres asustados salieron corriendo y vieron a Michael arrodillado junto a una preciosa bicicleta envuelta en papel transparente y un enorme lazo rojo. La bici era tan grande que Papá Noel la había dejado en el jardín; Michael era el niño más feliz del mundo después de la experiencia vivida unas horas antes,  gracias a éste regalo de Navidad recuperó la ilusión y la confianza en Papá Noel, mirando a sus padres con ojitos brillantes dijo: «Sí que sabe que me he portado bien y que he estudiado mucho. Estoy feliz».

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