EN GIBRALTAR
Cualquiera que haya tenido la suerte de viajar a Gibraltar, conoce la peculiaridad de esta ciudad. Creo que es la única en el mundo donde unos cuantos metros de las pistas de aterrizaje y despegue del aeropuerto se usan también como carretera para entrar y salir los vehículos, así como zona de tránsito para peatones.
Cuando un avión despega o aterriza, lógicamente se corta el paso para vehículos y peatones; hay unos semáforos que así lo indican, pero para evitar males mayores la policía encargada del cierre, coloca una cadena de abrojos, también conocidos en los países latinoamericanos como miguelitos, o sea púas metálicas afiladas en forma de tetraedro que al dejarlas en el suelo siempre una de las púas apunta hacia arriba para pinchar los neumáticos de los vehículos. Para asegurarse de que los peatones no crucen mientras el avión hace sus maniobras, ponen una verja. Realmente se ha convertido en un atractivo turístico y la gente se amontona para ver de cerca los aviones e incluso hay ciertas peleíllas por estar en primera fila para filmar los mejores videos.
Estaba una tarde de las que visité esta ciudad en primera fila esperando a que se volviera a abrir el paso a los peatones, cuando noté que cerca de mí un chaval joven se hizo paso entre la multitud allí concentrada para colocarse en primera fila, cosa que no gustó a los que estaban allí, además llevaba una mochila grande y aparentemente muy pesada en la espalda que le hacía ocupar mucho espacio; sacó su móvil y empezó a grabar el despegue de un avión, pasaron bastantes minutos antes de que volvieran a abrir la verja y cuando lo hicieron el chaval salió corriendo; enseguida cuatro hombres llegaron y comenzaron a correr tras el joven; intentó saltarse la frontera inglesa y esquivar la española cruzando por la zona de los vehículos, pero allí mismo entre la policía de ambos países lo detuvieron y le quitaron la mochila, la abrieron y sacaron un gran ammonites (fósil en forma de caracol), se lo llevaron a una habitación y ya no supe más hasta que al día siguiente en el periódico apareció la noticia de que un joven intentó pasar un diamante robado dentro del fósil que había construido con una impresora 3D.
Obviamente no pensó en las características de ese paso fronterizo.