AVENTURA EN EL CAMPING

Mar y Javier celebraban su cuarenta y siete aniversario juntos, a Javier siempre le había gustado la acampada, pero desde que estaba con Mar, cada vez que habían ido a un camping lo habían hecho a un bungallow ya que a ella no le iban mucho las tiendas de campaña; esta vez Mar quiso sorprender a su compañero de vida regalándole una estancia en un glamping, es decir en un camping donde se preocupan de que tu estancia sea inolvidable. Mar reservó una jaima con su cama de matrimonio, su ropa de aseo y de cama, televisor, calefactor o ventilador según la época del año, y junto a ella una terraza al aire libre y otra con cerramiento que hacía de salón. Desde que llegaron a Mar le encantó el sitio, flores, limpieza, zonas recreativas para todas las edades, piscina espectacular… y la cena fue muy agradable, sabrosa e incluso barata. Llegada la noche se dispusieron a dormir, a Javier le fue fácil ya que estaba cansado de conducir y luego caminar por la zona, a Mar le costaba más ya que los ronquidos de él no se lo permitian y la inseguridad que le producía la jaima tampoco; al final por puro cansancio se durmió.

Sobre las cuatro de la madrugada unas voces la despertaron, los vecinos, una pareja joven de la jaima de al lado, hablaban muy alto en un idioma que no supo cuál era, ni inglés, ni francés; de repente se oyó un ruido como algo chocando con el mueble de madera donde estaba la televisión, luego oyó el ruido de las cremalleras de la jaima de los vecinos y otra vez hablaban en ese idioma incomprensible pero algo más bajo. Mar no podía dormirse, abrió los ojos y vio la sombra de dos personas acercándose a su jaima, intentó despertar a Javier pero éste seguía dormido profundamente; las sombras se pararon en un lateral y vio cómo de la sombra del hombre se podía distinguir claramente un cuchillo grande en su mano.

Se levantó, intentó despertar a Javier, pero mientras lo hacía un corte rápido y profundo abrió el lateral, ella miró al hombre que se avalanzó para clavarle el cuchillo; en ese momento oyó la voz de Javier que decía: tranquila, no pasa nada, debe de ser una pesadilla. Mar abrió los ojos y pudo comprobar que había sido sólo eso, un mal sueño. Intentaron volver a dormirse y a las seis de la mañana comenzaron nuevamente las voces, esta vez pudo escuchar claramente que la pareja vecina estaba teniendo una noche muy romántica.

El glamping lo había conseguido, fue una estancia muy agradable para todos.