AL OTRO LADO

Estoy convencida de que la mayoría de los humanos, en algún momento de nuestra vida, hemos visitado un parque zoológico, un oceanográfico o algún tipo de exhibición de animales; y casi siempre salimos maravillados de la belleza de sus especies, pero a renglón seguido viene la pregunta: ¿de verdad están los animales tan bien como nos hacen creer? ¿no sienten tristeza, ansiedad, depresión por estar allí?

La naturaleza de alguna manera nos ha devuelto un poco de nuestra propia medicina; todo el planeta hemos tenido que estar confinados más o menos tiempo, y aún siendo por nuestro propio bien hemos podido experimentar lo que se siente cuando no puedes hacer tu vida normal, no puedes ver o visitar a tus familiares, no puedes celebrar cumpleaños, navidades, festividades importantes con tus seres queridos. Nos hemos quedado en casa mirando y envidiando tras los cristales cómo volaban los pájaros, cómo jugueteaban los gatos en los jardines, y a medida que pasaban los días algo de ansiedad, tristeza y en algunos casos depresión se iba apoderando de nosotros.

Por poco tiempo hemos estado nosotros al otro lado, y eso me lleva a preguntar: ¿Quiénes somos los humanos para privar de libertad a ningún animal? ¿Por qué tenemos que tener pajaritos enjaulados en nuestras casas? ¿Por qué tienen que estar un montón de pingüinos en un ambiente artificial? ¿Por qué los monos se tienen que aburrir en sus recintos? etc.

Hoy en día hay tecnologías suficientes para poder conocer el mundo animal en su hábitat sin tener que confinarlos de por vida.