ESPUMA DE FRESAS
Daniela celebraba su 60 cumpleaños en un conocido restaurante de su localidad, en compañía de sus amigas. El sitio era precioso, con cierto toque vintage que tanto agradaba a la homenajeada, y por supuesto decorado con muchas plantas naturales, otra de sus aficiones.
La comida había transcurrido con normalidad, alargándose lo típico en estos casos donde la conversación entre cucharada y cucharada es más importante que el deleite de lo que se está saboreando. Una vez llegado el momento de los postres, todas decidieron saltarse la dieta y atacar los dulces postres caseros del establecimiento. Daniela se pidió una espuma de fresas que le habían comentado que era como saborear un cachito de cielo; quien lo probaba se puede decir que entraba en éxtasis.
El camarero sirvió los postres, todos tenían una presencia magistral pero la espuma de fresas, una bola de una especie de sorbete rosa pastel, cubierta de sirope de fresa en un tono rosa fuerte, presentado en un cuenco dorado, era especialmente atractiva.
Todas saboreaban sus postres emitiendo unos …uuummm… reveladores.
Daniela hacía lo propio pero a su tercera cucharada su ¡..uuummm…! sonó diferente y cayó redonda al suelo.
Tanto los empleados del restaurante como las amigas llamaron al servicio de emergencias que se personó rápidamente en el lugar. Daniela presentaba un color azulado en su cara y la respiración era muy débil. La trasladaron urgentemente al hospital más cercano.
En principio todos pensaban que era algún tipo de alergia y actuaron según el protocolo establecido.
Tras media hora esperando en el servicio de urgencias, llamaron a los familiares de Daniela; pero ella ya no tenía familiares sólo a sus amigas; éstas recibieron la noticia Daniela había fallecido y al no estar claro el motivo de la muerte se procedería a hacer la autopsia. Las mujeres se quedaron de piedra, no hacía una hora todas estaban juntas pasándolo genial y ahora lloraban la perdida de su amiga.
Una de ellas tenía a su hijo trabajando en ese hospital que a su vez era amigo del forense que practicaría la autopsia; pasado el tiempo correspondiente se pudieron enterar de las causas de la muerte.
Daniela se había tragado un tornillo envuelto en espuma de fresa que al llegar a la parte más baja de la laringe se quedó clavado en la pared de ésta produciendo un ahogo que terminó en parada cardiorespiratoria.
Los médicos abrieron un expediente que tramitaron a la policía. La muerte no había sido natural, tenía que ser investigada.
Las investigaciones dieron su fruto; la espuma de fresas se hace con una batidora, a la cual se le desprendió un tornillo que fue a parar al postre de Daniela sin que nadie se percatara de ello. Un trágico y fatal accidente que realmente llevó a Daniela a tocar el cielo.